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lunes, 5 de marzo de 2012

Diabetes y Escuela: Una asignatura pendiente

Para un médico, cualquier enfermo es una persona que precisa ayuda, consuleo y curación, cuando es posible. Pero es innegable, al menos es mi caso, que los niños despiertan una mayor sensibilidad en nuestra profesión. Es como más antinatural percibir el sufrimiento de un paciente infantil.

Y este es el caso de los niños y niñas diabéticos. Y no quiero con estas palabras estigmatizar no marcar negativamente a estos enfermos, pero sí quiero llamar la atención de otros profesionales sobre la mayor atención que estos enfermos y sus familiares necesitan.

Uno de los aspectos vitales en el manejo de la Diabetes Infantil es la continuidad de sus tratamientos y cuidados durante el período escolar. Aquí precisamos de la colaboración muy cercana de los profesores y profesoras, y de todo el personal escolar, que en algún momento, tienen una relación cercana con algún niño diabético. Incluso, de los propios alumnos compañeros. Y hago extensivo este comentario para cualquier enfermedad crónica.

Estos niños van a necesitar una atención contínua a sus necesidades dietéticas, a la administración de Insulina, a las mediciones capilares de glucemia, a la práctica del ejercicio adecuado y a otros muchos aspectos que influyen en el correcto control de su enfermedad.

Los docentes deben tener los conocimientos básicos suficientes sobre la Diabetes Infantil o tipo 1. Deben saber cómo se trata. Deben conocer las posibles complicaciones de la misma. Deben establecer protocolos de actuación ante la aprición de alguna de esas complicaciones, como Hipoglucemias (bajadas), hiperglucemias o cualquier otro evento que afecte a la salud y calidad de vida de estos niños.

Por supuesto que trato de empatizar con el profesorado, cuando admiten que ellos o ellas no son sanitarios. Y es verdad. No lo son. Pero son responsables de la seguridad de los niños y niñas escolarizados. Y diría más. Con pequeños gestos y con una mínima predisposición, se evitaría cualquier desenlace dramático como podría ser el ingreso hospitalario de un niño diabético por una hipoglucemia que no se detectó o no se trató a su debido tiempo.

Como Médico, animo a aquellos claustros de profesores y profesoras que "convivan" con niños diabéticos, a interesarse por esta enfermedad, a conocer lo fundamental de su manejo, y a garantizar, con esas fáciles habilidades y actitudes, la seguridad y calidad de vida de sus alumnos y la tranquilidad y confianza de sus padres.

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